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Jehú se levantó y entró en la casa, y el joven derramó el aceite sobre su cabeza y le dijo:

—Así ha dicho el SEÑOR Dios de Israel: “Yo te he ungido rey del pueblo del SEÑOR, de Israel. Tú herirás a los de la casa de Acab, tu señor, para que yo vengue la sangre de mis siervos los profetas y la sangre de todos los siervos del SEÑOR derramada por mano de Jezabel. Toda la casa de Acab perecerá; exterminaré a todo varón de Acab en Israel, tanto a los esclavos como a los libres.

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